Amamos la Amazonía porque hay muchas Amazonías
Por las vidas maravillosas y diversas que forman parte de ellas.
Por las bellezas grandes y únicas de sus numerosos paisajes.
Por la sabiduría y las culturas de los pueblos que las habitan.
Por lo que despierta en nuestro espíritu una naturaleza gigante que resistió y resiste el impulso destructivo de una época en la que veíamos en el bosque un depósito de tesoros para descubrir y depredar, una selva a domesticar y provocar su desaparición.
Aprendimos que necesitamos a la Amazonía porque nos entrega, en territorios alejados de Brasil, agua sin la cual la vida como es hoy no sería posible.
Porque protege el clima de todo el planeta y cuenta con una rica y singular biodiversidad, amenazada por la sexta gran extinción de la vida en el planeta (esta vez provocada por nosotros los humanos).
Porque permite a la humanidad la bendición de incluir en su alma y saber, el conocimiento de los pueblos indígenas, ribereños, quilombolas y personas que dejaron su mundo y entraron en la selva, y las ciudades en la selva, para construir allí vidas, esperanzas y almas amazónicas.
Agradecemos a la Amazonía, a su vida y a sus pueblos por la bendición de un regalo invaluable: el verde de la esperanza.
Esperanza en un futuro donde, a partir de la expansión de nuestra conciencia, elijamos detener la destrucción del bosque y de sus pueblos.
Esperanza que la unión de la ciencia con el conocimiento tradicional y la unión entre los pueblos de la Amazonía y los pueblos de Brasil y el mundo entero logren la gloriosa ambición del desarrollo sostenible de la selva tropical más grande del mundo.
Esperamos que este camino nos guíe hacia el aumento del bienestar de las poblaciones amazónicas, el desarrollo socioeconómico de Brasil y la salud planetaria.
Comité curatorial del Museo del Mañana
Alexandre Fernandes – Curador de Innovación
Luana Génot – Curadora de Convivencia
Sérgio Besserman – Curador de Sostenibilidad
