Vista desde el espacio, la Amazonía impresiona por su grandeza. Pocos humanos tuvieron la oportunidad de vislumbrar, desde la estratosfera, este enorme territorio cubierto de verde, recorrido por ríos que desgarran el bosque, integrante de un área legalmente protegida, con sus aguas fangosas y llenas de vida.
Para los que estamos aquí en la Tierra, los satélites ayudan a comprender el poder de la Amazonía. Pero esta misma tecnología que presenta lo bello y lo diverso, revela cambios preocupantes en la región en los últimos 50 años que influyen en el futuro del planeta.
Desde arriba, también se puede ver el humo de los incendios, grandes claros abiertos por la minería ilegal en territorios indígenas y enormes mosaicos que se forman por el avance de la deforestación o la apertura de caminos por la vegetación en su interior. La ciencia estima la pérdida actual de alrededor del 20% del bosque original por actividades depredadoras o crecimiento urbano desorganizado, un porcentaje que continúa creciendo…
Este impacto no solo afecta a la biodiversidad o a los sistemas naturales de absorción de carbono y precipitaciones. La Amazonía también sufre: los ríos y arroyos están contaminados por la falta de saneamiento básico o con compuestos tóxicos de la minería ilegal como el mercurio; reducción del suministro de agua potable en una de las cuencas hidrográficas más grandes del mundo; aumento de las enfermedades respiratorias por inhalación de humo de la quema; migración de los pueblos tradicionales por conflictos de tierras.
Esta área de la exposición «Tiempos Amazónicos» nos invita a reflexionar sobre la necesidad de frenar la degradación y acelerar la demarcación de tierras indígenas y nuevas reservas ambientales. Es hora de regenerar la Amazonía. Es hora de unir a fuerzas políticas y a la sociedad civil para la conservación de los bosques, invertir en educación y mejorar la calidad de vida de los amazónicos.
