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Amazonía Secular
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Recorrido Virtual / Neida Pereira, artesana y extractivista
Neida Pereira, artesana y extractivista
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Mi nombre es Neida Pereira, soy extractivista, hija de Coroca, una comunidad ribereña sobre el río Arapiuns. Tengo 51 años y me dedico al extractivismo. La comunidad de Coroca está ubicada aproximadamente a 55 km del municipio de Santarém en el estado de Pará. Nuestra comunidad es pequeña, tiene 18 familias y trabajamos [con] el turismo comunitario, la cría de tortugas, la cría de abejas sin aguijón, la agricultura. Esta es mi actividad. No solo la mía, pero la de todas las mujeres de la comunidad.
Mi vida diaria en la comunidad: me levanto a las 5 de la mañana, preparo el desayuno para toda la familia, luego arreglo la casa, barro un poco el jardín hasta que amanezca. A las 7 de la mañana, cojo la hoz y el machete, y me voy al bosque a recolectar la paja y las hierbas que servirán para teñir. Pero no voy sola, siempre voy con alguien cercano, vamos juntos al bosque a buscar la paja del tucumá. Es una palmera espinosa y luego de recolectar esta paja, recolectamos las hierbas que usamos para teñir. Eso lo recolectamos en el bosque, lo hacemos todo al mismo tiempo. Cuando llegamos a casa, descansamos un poco y luego limpiamos la paja. La limpieza consiste en retirar todas las espinas de la paja y luego lavarla. En seguida, la ponemos bajo el sol durante tres días y obligatoriamente debemos retirarla por la noche. El último día, dejamos que el rocío de la noche caiga sobre la paja para que quede muy suave y blanca. Mientras la paja se está secando, trabajamos con los tintes naturales. Recolectamos el achiote, que da el color naranja; el carayurú, que da un color rojo; recolectamos el fruto del huito, que le da un color negro; y mientras la paja se seca, preparamos estos tintes. Una vez que todo esté listo, haremos la artesanía.
Al día siguiente pasa lo mismo. Me despierto a las 5 en punto, luego voy a preparar la paja, la deshilacho, la trenzo y le quito algunas espinas que quedaron. Luego vamos a preparar la tela para la artesanía. Somos 25 mujeres artesanas. Allí compartimos un cafecito, unas galletitas, un lonche; luego al día siguiente, nos ponemos de acuerdo: “nos vemos en tu casa, nos vemos en la mía”. Y así vamos turnándonos. Después del almuerzo, cerca al medio día, nos volvemos a sentar, recogemos las artesanías y comenzamos a trabajar en ellas hasta las 18:00. Dentro de este periodo tenemos que terminar la pieza, y dejamos de hacer manualidades para descansar o dormir alrededor de las 10, 11 de la noche. Luego nos vamos a dar una ducha y yo voy a descansar y dormir para estar al día siguiente nuevamente en forma.
El sábado y domingo realizo actividades colectivas de la comunidad como: reuniones, encuentros, debates. Reunimos las piezas para la Asociación, separamos las piezas para los clientes de otras ciudades. Me tomo estos dos días para hacer eso.
Tengo cuatro hijas y solo una se identifica realmente con la artesanía. Ella es quien se encarga de la venta de la producción y hace las artesanías conmigo. [Para realizar] la venta de artesanías, las juntamos y las llevamos a la asociación. El equipo de inventario de la asociación las etiqueta y selecciona si irán para un cliente o se quedarán en la tienda.
El bosque nos lo da todo, tanto comida como lujo. La cría de tortugas, según los documentos, es para venta, pero nosotros sentimos tanto cariño por ellas que no las queremos vender. Se quedan [aquí] y nosotros no queremos, están allá. Las hembras ya empezaron a reproducirse, por lo que, desde el año pasado, en 2020, han comenzado a desovar. Ya tenemos crías de estas tortugas. Entonces el amor por las tortugas creció mucho más para no venderlas.
La selva amazónica es un laboratorio. Además de ser un laboratorio, es una fuente de riqueza para quienes saben convivir con el bosque sin dañar el medio ambiente. Como la necesitamos, sabemos cuidarla y tenerla como un ingreso. Porque nuestra artesanía, de paja de tucumá y con teñido natural, la sacamos totalmente del bosque. Entonces el bosque para nosotros es una madre. Además, necesita que lo cuiden y, para que lo cuiden, necesita nuestra concientización. El bosque es todo para nosotros y la Amazonía necesita que este bosque se mantenga vivo.